sábado, 15 de enero de 2011

Reflejo roto
















¿Cómo te explico que sucede ahora?
Si es verdad, te cité con este único fin. Por fin te diría todo lo que aguanté durante tanto tiempo, diciéndote que no podía quererte bajo estas condiciones… y todo se fue a la mierda cuando de nuevo me perdí en tu mirar.
Mas ahora tomo aire y solo observo con morboso detalles, tus hermosos ojos claros.
Al mirarte, solo recuerdo lo mucho que me gustaba ver el mundo reflejado en tus ojos, donde veía la calidez de tu alma… donde yo parecía ser lo más importante.
Hoy ya no es así, ahora no es más que una especie de burla de antaño. Todo luce resquebrajado, sucio y frío. ¿Dónde están nuestros sueños? ¿Y tu calidez?... yo solo veo mi reflejo roto.
— Creo que…
Me detengo, tengo esa vaga, pequeña y estúpida esperanza que me detendrás, diciéndome todo lo que sientes hacia mí. En ese pequeño segundo, toda una escena rosa se desliza por mi mirada casi vacía… y se desvanece en un pestañeo, porque tú sigues inmóvil, callado y lejano, demasiado lejano para mí.
¿Por qué no lo dices? Es solo una simple frase… no tienes idea de cuanto odio tu maldito orgullo en estos instantes.
Entonces caigo en la realidad. Algo, ese sentimiento que pendía de un hilo, se deslizo en menos de lo que imaginé. Una especie de sonido, algo muy parecido a cuando se resquebraja un vidrio, se sintió recorrer todo mi cuerpo… y mi corazón se transforma en un lugar, lleno de vidrios rotos.
Y sé que no tienes las agallas para encargarte de mi dolor… porque tampoco las tuviste para entender mi amor.
— Lo mejor es que te quedes con ella… no conmigo— susurré a duras penas.
Digo estas palabras en un vano esfuerzo, en la idiota esperanza que tu mirada cambie.
Para que reacciones, tomes aire y digas con muchas fuerzas: Te necesito.
Solo esa frase quiero escuchar, ya no necesito un te amo… dilo… por favor.
Nada de esto ocurre. Tan solo tus dedos largos recorren tu cabello castaño, y asientas en un silencio desolador.
Una sola lágrima corre por mi mejilla. Ahora tu mirada no es más que el reflejo de mi corazón destrozado.
Me doy media vuelta y tan solo me marcho, sin decirte adiós.
Fin

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