sábado, 15 de enero de 2011

Perdida

—¿Ah?
El celular vibró dentro de mí bolsillo. Sin mucho entusiasmo lo saqué y vi el numero en la pantalla.
—Imposible.
Siguió moviéndose, como un pez que quiere resbalar de mis nerviosos dedos. Demasiado irreal, doloroso e idiota como para ser verdad. tú no podías estar llamándome a estas alturas.
No corté tu llamado, mas tampoco pensaba responderle. Tan solo deje que el momento se inundara de mi mente, imaginándome miles de tonterías, cientos de ilusiones bobas, millones de sueños estúpidos.
Por supuesto, el momento no duró lo que deseaba. Mas temprano que tarde se marcaba en pantalla: Llamada perdida.
—Creo que es hora de cambiar de teléfono.— Me dije

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