El otro día, me percaté de que no tenía los pies pegados en la Tierra como todos. Sino al revés enterrados en el cielo azul.
Comenzó a darme vértigo, mareos y llanto. Me di cuenta que no podría jamás volver a recorrer descalza el césped. Y eso me entristeció aún más.
Entonces cerré los ojos, respiré intentando olvidar. Lentamente despegué un pie del azul interminable, y di mi primer paso sobre la nada. Resultó ser algo bastante sencillo, mucho más con los parpados cerrados.
Así pues camino con los ojos cerrados, esperando quien sabe qué, o hacia quien sabe donde...
Pero al menos continuo avanzando.
Lo importante es nunca detenerse :D
ResponderEliminar¡Hermoso Mabel!
me hiciste recordar a "Life in technicolor II" en la parte "...now my feet won't touch the ground", relato bastante raro, me llegó a dar hasta un poco de miedo, no se por qué, quizá por la naturalidad con la que el protagonista asume estar suspendido en el cielo y no en la tierra.
ResponderEliminarTe Amo preciosa ♥.