miércoles, 6 de enero de 2016

30 días - 30 relatos / Día 2

2.Abre un libro al azar y elige una línea. Usa esa línea como el comienzo de tu historia y continúa escribiendo. Escribe lo primero que se te venga a la mente y no lo revises.

 “Cumbres Borrascosas – Emily Bronte”

 —Te iba a contar todo esto, pero estás de muy mal humor y no mereces que lo haga. — sentenció tajantemente.
 —¿No lo merezco? — reaccionó ella inflando sus mejillas.

Él pensó que se veía adorable, pero se dio un golpe mental. Ya no eran tiempos para pensar en ella, ni sentir su calor, ni mucho menos ser su salvador. Jamás volvería a ser lo que eran antes.

 —Yo tan solo— replicó ella enfadada— tan solo quiero saber porque has dejado de hablarme.

 Él quiso reírse en su cara. ¿Dejado de hablar? ¿Es que para ella todo se reducía a lo que podía sentir? Siempre había sido así, demasiado egocéntrica para él. Extrañamente también le gustaba ese aspecto… pero ahora lo detestaba.

 —¿A qué te refieres exactamente? — contestó el chico desviando la mirada fingiendo molestia.

La frustración creció a niveles insospechados en la chica. Lo tomó bruscamente de la solapa de su camisa para acercarlo a su cara. Él volvió a sentir esas miles de mariposas, los nerviosos, las manos sudadas y la cara roja a punto de explotar. Pero no lo haría, ¡no lo permitiría! ¡Era demasiado! Alessia (el nombre de la chica aclaremos) siempre supo de sus sentimientos, de su amor incondicional y cariño eterno. Sin embargo… era demasiado para esperarla a que ella se decidiera. Eduardo no quería seguir esperándola.

 —Suéltame— bruscamente le soltó las manos.

Alessia se quedó de una pieza ante ese comportamiento.

 —Eduardo…— reclamó despacio.
 —¡De verdad detente! — explotó— ¡Te crees la séptima maravilla del mundo o qué!
 —¡Nosotros éramos amigos! — replicó la joven tragándose las lágrimas— eras mi hermano, mi caballero y pilar… ¡Como osas dejar de hablarme! ¡Dijiste que jamás me dejarías sola!
 —Idiota— susurró él.

 Esteban la observó por última vez. Y tomó una decisión que le partió el alma en dos. Era la única salida de ese laberinto doloroso en la cual los tres estaban involucrados. El novio de Alessia, ella y él.
—No pasa nada importante— dijo sin mirarla— solo que ahora he decidido que eres la persona que odio.

Ella se quedó aún más quieta.

 —Eso no…
 —¡Claro que sí! — le rebatió enfadado— ¡Es que me quitaras hasta ese derecho también, estúpida princesa malcriada!

Alessia no volvió a mirarlo. Su novio le compró otro regalo al verla tan triste. Y Esteban tan solo encendió otro cigarro más. Jamás se volvieron a encontrar.

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