Todo tenía que estar en su lugar preciso. La mesa en el centro de la habitación, sobre ella el cuaderno, sobre la esquina inferior derecha el lápiz, con la tapa apuntando hacia el lado contrario.
—Todo en su lugar— suspiró satisfecha, sentada en el rincón de la blanca habitación, con las rodillas pegadas a la cara, sin hacer un mínimo movimiento.
Apenas si respiraba, pero su mente le jugaba bromas pesadas. ¿Y si se caía el lápiz, botando la mesa, derrumbando la habitación y finalmente aplastandola? Aterrada se cubrió la cara, mientras repasaba mentalmente los cálculos matematicos que hacían posible ese orden perfecto.
La muchacha siguió repasando esos números hasta que se quedo dormida
Nota: Llegaron sin aviso. Y supongo que se irán. Estos son nuestros Adictos Desquiciantes. Sin nombre ni rumbo, cuentan su historia y se hunden en su miseria.
Relatos sobre Locura y algo de terror. Ojala me funcione xD