¡Que lindos se ven! es el comentario más escuchado por todos.
Que patético, es la frase más usada por ella para encubrir su dolor.
Traga saliva con paciencia, para saber si su sentimiento es capaz de irse con este gesto.
Ella entonces descubrió que la envidia sabe a amargo.
Tiene una extraña textura rugosa, por lo cual puedes sentirla con toda la garganta... y te deja con sabor a humo en la boca... idéntico al espantoso humo de un cigarro cualquiera.
Quizá por eso hay tantos adictos por este mundo.